¡Oh, piadosisima Madre!
Tú que en todo tiempo te mostraste
verdaderamente la Auxiliadora de los
cristianos asístenos con tu poderosísimo
patrocinio en vida y especialmente
en el terrible trance de la muerte,
y alcánzanos la perseverancia final.
¡Ah! no nos dejes un solo instante
hasta que felices cantemos tus glorias
y las misericordias
de tu Hijo en el cielo,
por los siglos de los siglos.
Amén...
Tres Avemarías
y Gloria